27/12/2019
Los cimientos sólidos que necesita tu hogar

¿A quién no le ha pasado que se ha encontrado en algún momento de su vida perdido y sin saber cómo encontrar el camino correcto?

Esta situación es natural y común a todos los seres humanos, generalmente tiene lugar ante un cambio vital significativo como un cambio de trabajo, de residencia, de estado civil, cuando tenemos un hijo, cuando fallece algún ser querido, etc. En definitiva, cuando conseguimos o perdemos algo importante para nosotros.

Me llama la atención que, en muchas ocasiones, nos supone un mayor esfuerzo aceptar un logro que asumir una derrota. Es como si no supiéramos qué hacer con esa oportunidad que sale a nuestro encuentro en el camino y lo más terrible del asunto es que nadie nos prepara para enfrentarnos a ello de una forma sana, habitualmente aprendemos a base de darnos golpes contra la pared.

¿Cuántos golpes llevas tú?

El miedo nos paraliza, la incertidumbre nos agobia, el razonamiento se desconecta y, ante esta situación se activan nuestros impulsos más primitivos que sólo nos ofrecen 3 opciones: luchar, huir y paralizarnos.

Nuestra esencia es puramente emocional y nuestras reacciones también, tanto si eres hombre o mujer, de lo único que no te puedes desconectar es de sentir y puede que estés pensando que eso lo tienes controlado. Esto es posible mediante un intenso trabajo personal pero la realidad es que la mayoría de las personas simplemente lo tienen bloqueado, lo esconden en su interior y le echan muchas capas de tierra por encima creyendo que así lo tienen controlado, sin embargo esta es una bestia muy difícil de domar y acaba apareciendo de distintas formas como un estado de reacción permanente e incontrolable o incluso una enfermedad.

Las emociones encerradas sólo perjudican al carcelero y, por extensión, a su entorno. Muchos clientes me preguntan, y puede que tú también lo estés haciendo en este momento: “ ¿y cuándo acaba ese trabajo personal?”. Te diré lo mismo que a ellos, en realidad nunca podrás decir que has terminado, yo misma sigo dando pequeños pasos hacia la cumbre, pero lo que sí te puedo asegurar es que a medida que logres avances en el trabajo contigo mismo será mucho más sencillo realizar los cambios que necesitas, notarás que los resultados aparecen más rápido y son más significativos.

A mí me gusta compararlo con una persona que entrena para una maratón, en el momento que deje el entrenamiento bajará su rendimiento pero cuando lo retome no comenzará desde cero, el cuerpo tiene memoria y las neuronas también, sólo se trata de activar y entrenar las redes neuronales de las conductas que quieres fomentar.

Tómate un momento para pensar en dónde te enfocas, en dónde pones la energía…

¿Qué estás alimentando?
¿Es eso lo que quieres conquistar o buscas algo diferente?

Sólo tú puedes responder estas preguntas y cuando hayas hecho esta reflexión podrás comenzar a trabajar de una forma efectiva en ti. La otra alternativa es como querer dejar de fumar pero seguir comprando tabaco…incongruente.

Algo muy importante es que este trabajo no sólo te beneficia a ti. Tu entorno también disfrutará de ello, se lo trasmitirás sin tener que hablar, con hechos, y los beneficiarios por excelencia de todos tus progresos serán tus hijos. Este regalo no tendrá precio para ellos, en este momento y para el resto de su vida. No hay mejor manera de criar niños equilibrados que siendo esas madres y padres que ya han conquistado ese equilibrio en ellos mismos.

Como señaló Rudolf Steiner:

“Sólo puede trasmitirse al niño aquello que el educador ya conquistó en sí mismo”

Siempre puedes elegir no hacer nada y seguir jugando a la ruleta rusa con tu vida, pero ¿permitirías a tus hijos jugar a un juego tan peligroso? Estoy absolutamente convencida de que tu respuesta es: “¡Por supuesto que no!”. Ningún padre o madre haría nunca daño a sus hijos conscientemente pero… ¿qué pasa con el inconsciente, con aquello que no conocemos de nosotros mismos?

No hay mejor forma de cuidar a tus hijos que cuidar primero de ti. Cuéntame de qué manera te cuidas tú y cómo eso beneficia a tu familia.

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